¿Cierre de corcho o de rosca? ¡Sal de dudas!

¿Cierre de corcho o de rosca? ¡Sal de dudas!

Siempre que la gente ve unos vinos con corcho y otros con rosca, les asalta la misma duda ¿cuál será mejor? Si tú también quieres saber la respuesta, sigue leyendo...
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Pues os cuento que el otro día organizamos un “focus group” para catar unos vinos y entender cuáles gustaban más a la gente y por qué. Entre los vinos escogidos, había algunos con cierre de corcho y otros con cierre de rosca. Y surgió la sempiterna pregunta "¿Por qué hay bodegas que comercializan vinos con cierre de rosca? ¿Es que es más barata?"

En contra de lo que mucha gente piensa, la decisión de una bodega de decantarse por un sistema de cierre u otro no es económica, si no comercial. Dependiendo de a qué mercado se dirija un vino, se tiende a escoger un cierre u otro.

Es innegable que la gran mayoría de la gente aquí en España suele preferir el cierre de corcho al de rosca; especialmente si preguntamos en los países más tradicionales o del "viejo mundo". Pero ¿está fundamentada esta preferencia?

La respuesta, como en casi todo en esta vida, es "depende". Existen muchos mitos en torno al tapón de rosca que merecen ser desterrados, o, por lo menos, es importante entender los pros y los contras de los distintos tipos de cierre para así poder hacer una elección informada.

Vamos a ver primero las diferencias en los materiales…

El corcho es un producto natural que ese elabora con la corteza del árbol del alcornoque, proveniente fundamentalmente de Europa y norte de África. Es flexible y prácticamente impermeable, aunque el proceso de elaboración es largo y costoso. Los ecologistas están naturalmente en contra, pero sus defensores aducen que la corteza del alcornoque regenera rápido, y que el impacto ambiental es mínimo. Los principales productores de corcho se encuentran el Portugal y España.

Los cierres de corcho normalmente vienen envueltos en una cápsula, que además de proteger, sirven como decoración de la botella.

También existen cierres también denominados “corchos” de conglomerado, y de silicona - no nos vamos a detener mucho en ellos ahora.

Por otro lado, la rosca es una tapa sencilla, fabricada en metal - casi siempre aluminio- la cual se empuja sobre el cuello de la botella. La tapa de la rosca tiene unas ranuras que encajan con la botella y hace que se pueda cerrar de nuevo casi herméticamente.

Las roscas de aluminio son totalmente reciclables.

El corcho se ha utilizado desde tiempo inmemorial para el sellado de los vinos, fundamentalmente por sus propiedades naturales, ya que favorece la microoxigenación sin aportar (en principio) propiedades o sabores al vino. Lo cual es deseable para que el vino siga evolucionando en la botella. Esto lo hace un cierre idóneo para aquellos vinos de crianza o reserva, esto es, para los vinos de guarda.

Quizá es por esto que el corcho tiene una imagen positiva, porque ciertamente muchos de los vinos más conocidos y apreciados evolucionan en botella y esto está directamente relacionado con este tipo de cierres, como ya hemos visto.

Pero al ser un producto natural, es poco controlable; el corcho puede sufrir degradación debido a hongos, lo que se llama más técnicamente TCA o "enfermedad del corcho" y en tal caso sí que transmite olores y sabores indeseables al vino.

Por otro lado, la rosca se relaciona, erróneamente, con vinos de poca calidad, baratos, pero es realmente una barrera psicológica, ya que existen grandes vinos con este tipo de cierre. De hecho, es muy frecuente y plenamente aceptado que buenos vinos de NZ, Australia, Sudáfrica utilicen rosca (también son muy fans del “bag-in-box”, “boxed wines”, o “vino en caja”).

Lo cierto es que comparado con el corcho, la rosca es un método de cierre muy novedoso (presente solo desde hace 50 años, y el corcho desde hace siglos), y ha sido acogida por muchos mercados con los brazos abiertos, por su versatilidad y facilidad de apertura.

La rosca tiende a ser más económica lo que puede influir en el precio final del vino, haciéndolo más accesible (lo que no quiere decir de peor calidad en ningún caso). Además la rosca permite conservar un vino que ya ha sido abierto durante más tiempo sin ser consumido (hasta 2 semanas, frente al corcho que solo aguanta unos días). En términos de diseño, la rosca es muy versátil y permite acabados sorprendentes.

Si pensamos en el lado emocional y más romántico del vino, está claro que el momento del descorche es único para los amantes del vino; que no se puede replicar con la rosca.

Así pues, si tenemos que decantarnos por un cierre u otro, la verdad es que no podemos; es más, no es necesario.

Digamos, como resumen, que el corcho es el cierre idóneo para los vinos que mejoran en botella, los vinos de guarda, aunque sin olvidar los distintos problemas a los que nos podemos enfrentar dadas las características naturales del material.

Sin embargo, la rosca sería el cierre ideal para vinos jóvenes – que no hay que confundir con vinos de baja calidad – de consumo en el mismo año. Que de hecho son la gran mayoría de los vinos que se elaboran hoy en día.

Así que anímate a probar ese vino que tiene tan buena pinta, pero del que tenías dudas porque iba con rosca. Si no lo pruebas… ¿Cómo vas a saber lo que te estabas perdiendo?