Los 25 años de Hammeken Cellars

Los 25 años de Hammeken Cellars

Una efeméride que cumplimos con esa energía que da la «madurez joven» de los 25 años
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2021 fue un año especial para nosotros: nuevos vinos, nuevos clientes y retos, más crecimiento… ¡y un cuarto de siglo cumplido!

Una efeméride que cumplimos con esa energía que da la «madurez joven» de los 25 años.

Pasadas las celebraciones, podemos confirmar que las ganas de hacer y de seguir evolucionando son desbordantes. Pero esta energía no es una fuerza descontrolada. Al contrario, está perfectamente canalizada y dirigida gracias a la experiencia ganada con el tiempo.

Porque sí, hay impulso. Pero también hay madurez, conocimiento y estrategia. Y es que el objetivo de cumplir muchos, muchos más, así lo requiere.


Una mirada atrás: el sueño del danés que quiso compartir con el mundo los vinos españoles

A finales de los 90, Nicholas Hammeken ya trabajaba en la industria del vino.

Concretamente en Inglaterra, que por aquel entonces era referente mundial en cuanto a tendencias vinícolas. No por su producción, desde luego. Pero tal y como rememora Nicholas, Inglaterra despuntaba por su excelente nivel comercial. Estaba en la mejor escuela de ventas del momento.

Por azares del destino, su esposa encontró trabajo en España y fue en aquel momento que la carrera de Nicholas tomó un nuevo rumbo: Hammeken Cellars comenzaba su andadura.

¿Y qué motivó a un danés que ni sabía español, ni conocía demasiado la producción nacional, a emprender un proyecto así?

Sin duda el ADN vikingo tuvo algo que ver, porque ¿a qué danés no le gustan los negocios internacionales?

Pero el factor decisivo fue sin duda el gran potencial de exportación que Nicholas veía en los vinos españoles. Quizá eran un pelín rústicos para los gustos extranjeros, quizá les sobrara algo de madera… pero su calidad era incontestable.

Los primeros años de tratos con productores españoles, sobre todo de Murcia y la Comunidad Valenciana, le sirvieron a Nicholas para consolidar la misión y los objetivos de su bodega: distribuir solo varietales autóctonos y no ofrecer más Cabernets, Merlots o Sauvignon Blancs al mercado internacional.

Porque, ¿qué había de original en eso?

Francia, Chile, Australia, Italia, California… estas regiones vinícolas ya producían excelentes caldos con estas uvas.

Pero, ¿y con una Garnacha? ¿Con una Bobal? ¿Una Verdejo?

Ahí estaba el reto. Y también la diferenciación.

Esto sin olvidar el papel protagonista que Nicholas asignó al consumidor final. Porque no se trataba —ni se trata— de hacer lo que él crea que es el mejor vino posible. De lo que se trata es de elaborar el vino que demanda el mercado.

Ese vino que alguien sin demasiados conocimientos enológicos pueda disfrutar en una comida familiar o en un picnic con amigos. Vinos frescos, equilibrados y con una presentación atractiva. La aspiración última es siempre satisfacer (o superar) las expectativas del consumidor.

Quizá por eso Nicholas asiste cuando puede a las catas en supermercados. Ver las reacciones de los clientes, cómo su cuerpo responde a los primeros sorbos, es algo que le sigue causando cierto nerviosismo, ya que, como él dice, «el consumidor es el rey de su dinero». Y eso hay que honrarlo.


La «impronta Hammeken» y el momento actual

Ha pasado el tiempo, la bodega ha crecido, y Nicholas ya no ocupa el cargo de Director General.

Pero sus valores y su estilo de gestión permanecen. Su manera de entender el negocio como un servicio volcado al cliente sigue siendo uno de los pilares de la cultura de la empresa.

Nicholas ha logrado transmitir que el respeto, la escucha activa y la confianza en el equipo son piezas clave en el éxito de la empresa.

Concepto este, el del éxito, que él entiende como la capacidad de hacer las cosas cada vez con un poco más de flexibilidad; como la habilidad adaptarse con mayor rapidez a los cambios. El éxito, para Hammeken Cellars, no es un fin, es una actitud.

Esto se materializa en el momento dulce que está viviendo la empresa en los últimos tiempos. Inmersa en una fase de crecimiento, con 35 empleados de distintas procedencias y presencia en más de 30 países, la bodega funciona como una orquesta perfectamente dirigida.

Sailé Ramírez ha tomado la dirección general y la comunicación entre ella y Nicholas forma parte de su día a día. El intercambio de ideas, ese «ping-pong» entre su equipo y él, es la vía elegida para delegar con efectividad y evitar que el crecimiento de la empresa se estanque por depender demasiado de él.

Los próximos años de Hammeken Cellars

Evolución, consumidor, análisis, innovación, equipo o comunicación son algunas de las palabras clave del futuro más inmediato.

Hammeken Cellars quiere saberlo todo sobre sus consumidores: qué buscan cuando eligen un vino, cuánto valoran la presentación, qué gustos tienen, qué aborrecen del mundo del vino… Porque cuanta más información sea capaz de procesar, mejor entenderá qué esperan ellos de sus vinos. Y más probabilidades tendrá de producirlos para que les agraden, que es de lo que se trata.

Para lograrlo, mucha investigación y contacto directo. Fomentar la comunicación, informar con claridad y, en definitiva, facilitar el diálogo con todas las partes implicadas: empleados, colaboradores, productores, distribuidores, clientes y consumidores.

El desafío es que la bodega siga funcionando como un ente completo, con todos sus departamentos perfectamente coordinados y avanzando en la misma dirección.

Otro asunto importante para Hammeken Cellars es su compromiso con el medio ambiente. Con el objetivo de reducir la huella de carbono generada por el negocio, la bodega seguirá desarrollando sus colaboraciones con ONGs como «Trees For The Future» e intentando reducir el uso de materiales difíciles de reciclar. La responsabilidad social es importante para Nicholas, personal y profesionalmente.

Quedan muchos retos por delante, pero Hammeken Cellars los contempla con la confianza que da saber que va por el buen camino. Y es que cuando el producto es de calidad, el mercado lo valora y hay un equipo implicado, es difícil no mirar al futuro con optimismo.

Porque con trabajo duro —y también un poco de suerte—, ¿quién dice que no se pueden cumplir otros 25 en todavía mejor forma?

Y para acabar, alzamos nuestras copas para brindar a la salud de todos aquellos que hacen posible esta aventura: clientes, consumidores y profesionales del sector, sin los cuales nada de esto sería realidad.

Gracias por acompañarnos.